domingo, enero 15, 2017

“Limbo”, de Rossella Di Paolo






Un día puse una piedra encima de tu nombre
y me dije: iré cantando hasta mi casa.
Y canté
como una loca sobre sus piernas fuertes
como río loco canté.
Hasta que el canto empezó a hacerse agüita rala
(ni para regar guisantes)
y entre paso y paso
se me fue perdiendo un pie.
No acierto a ver el tejado de mi casa ni el árbol
más alto.
¿Será que me dejé el corazón bajo la piedra?
¿Mi tonto corazón junto a tu nombre?

Sé que ya no llegaré a mi casa.
Sé que tampoco puedo volver.



en Tablillas de San Lázaro, 2001







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