Llueve... Cae la noche mansamente,
y el dolor de la sombra angustia y pesa;
y esta lluvia tediosa que no cesa
de gemir en el alma y el ambiente.
Pienso en todo y en nada. Suavemente,
siento un vago recuerdo que me besa.
Una esquila solloza su tristeza
y algo pasa aleteando por mi frente.
Temblorosa campana del convento,
tal vez trae tu queja la plegaria
de la que pudo ser y nunca fue...
Tiene humedad de lágrimas el viento;
llanto tal vez de aquella solitaria,
de aquella que me amaba y que no amé.
en
Poesía chilena 1907-1917, 1971
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